En Lima

En el distrito Miraflores, en Lima hay un puente que le llaman el «Paraíso de los Suicidas», sí te tirás de ahí caés en un mar de mármol duro y frío. Hace algunos años lo bloquearon porque habían muchos suicidas y pusieron unas maceteritas para adornar el plástico que evita que la gente se tire. También hacían bungee los turistas, ya no lo hacen.

Sarcásticamente al lado de este puente queda el «Parque del Amor», que recordaba a los suicidas este sentimiento tan alentador. Al otro lado queda el solómetro, que medía la cantidad de sol que hay durante el día, pero por el nombre podemos decir que medía el nivel de soledad de los suicidas que se tiraban en el puente. Los tres juntos son alentadores.

Lima es una una ciudad preciosa, que brilla de limpia, hay flores, cultura, museos, todas las cosas que hacen una ciudad de verdad. El sol es frío y el frío es húmedo. La gente es amable, tranquila y les gusta el beber, el comer y el buen vivir. La comida es de chuparse los dedos y encontrás todos los pecados para el paladar.  Hay ascensores divertidos porque tienen espejos y también hay fuentes con luces bailarinas y hologramas.

Después de este viaje quiero vivir aquí, caminar y pasar por el Paraíso de los Suicidas, medirme la solometría y comer todos los días mariscos. Nos enamoramos de una bahía construyendo, como dijo Klara: «recuerdos para la vida y sabores para el alma».

A Rosita, Adriana, Klara, Lara y Claudia: Las mujeres que aman a Gastón.

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